
Dos corrientes impetuosas
Una de las grandes bellezas naturales del estado Bolívar es el encuentro de dos ríos: el Orinoco y el Caroní, marrón uno, negro azulado el otro, quienes se acompañan durante un largo trecho, formando lo que se conoce como Caronoco.
Esta pareja de ríos ejemplifica lo ideal de una relación interpersonal, se acompañan, no se diluyen el uno en el otro, sino que mantienen su carácter, color y ecología mientras les corresponde andar juntos.

Hay una leyenda indígena que cuenta que el Caroní es una mujer (Caroní en lengua indígena traduce Hija de la Luna) y el Orinoco un hombre, de etnias diferentes, se enamoraron y lucharon con sus respectivas tribus para poder consumar el matrimonio, que se manifiesta justo en la desembocadura del Orinoco.
El Caroní es un río de acero negro pulido y entra como una daga limpia en el costado fangoso del monstruo de tierra del Orinoco marrón.
Hay un trecho en que no se confunden, el río limpio que viene en la solitaria montaña parece no querer mezclarse con el río turbio y sucio que viene manchado de las tierras dañadas por el hombre”, así, Don Arturo Uslar Pietri describió magistralmente al fenómeno, que genera admiración en todo aquel que lo contempla.